LOS GRADUADOS SOCIALES DEL SIGLO XXI

Graduados-Sociales-Escudo-293x300[1]         Desde la promulgación por Real Orden de 12 de Agosto de 1926, donde los estudios de Graduado Social ya nacieron  con un nivel superior,  las Escuelas Sociales, como semilla de esta profesión,  pasaron  por varios momentos de dificultad y parabienes donde  hasta la promulgación del Real Decreto 921/80, de 3 de Mayo, de Ordenación de las Escuelas de Graduado Social, en la que estas pasan a depender del Ministerio de Universidades e Investigación, dejando  la tutela  el anterior Ministerio de Trabajo,  hemos estado en constante historia.

         Los estudios universitarios hacen un mayor rango académico de la profesión, pero no influyen  para que la vocación del Graduado Social siga creciendo día a día en el mundo jurídico-laboral y lleguemos hasta nuestros días en una carrera permanente de logros profesionales que todos han sido convalidados en uno u otro momento por las Cortes Generales que, en definitiva, como representante de la soberanía popular nos han situado en el actual momento de cambio y de futuro.

         El Graduado Social ha mirado siempre al mundo del trabajo, ha sido y es un profesional del Derecho que dentro del ámbito socio-laboral ha ido abriendo compartimentos para ir captando  todo aquello que entendía podía formar parte del compendio de sus facultades. De ser unos auténticos especialistas en Seguridad Social, hemos ido modificando poco a poco junto con los sistemas telemáticos los distintos cálculos que la Seguridad Social ha necesitado para su desenvolvimiento  y para ir recopilando la vida laboral del ciudadano que cotiza y trabaja. Ahí, hemos estado los Graduados Sociales,  creciendo y viviendo día a día con todo el complejo sistema que hoy tiene la Seguridad Social y compaginándolo con las distintas prestaciones que el efecto de esas cotizaciones hace, en definitiva, al mundo de las pensiones  y al mundo de  las adversidades  que en estos momentos por la longevidad y la falta de cotizantes que  existen en nuestro país. Pero,  somos no solo la herramienta que se utiliza para vivir del mundo de las prestaciones, sino que somos los auténticos conocedores y asesores de todo el complicado mundo de la Seguridad Social. Se nos ve, por tanto, dentro de la perspectiva de ser conocedores de la Seguridad Social y  profesionales del Derecho que actuamos y trabajamos inmersos,  con personalidad propia  en todo ese ámbito.

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         Nuestra profesión no ha dejado  de mirar para otro lado que no fuese  al mundo jurídico laboral de la empresa y de los trabajadores. Si somos técnicos en Seguridad Social, somos también auténticos especialistas en la relación contractual de trabajador y empresa. Por eso sabemos aplicar, desde  una cotización en función de la categoría a construir un contrato de trabajo  con toda la casuística que  hoy determina la norma y, más aún, lo que determina la jurisprudencia,  tan cambiante en este mundo de las relaciones laborales. Es más, la profunda crisis que se vive desde el 2008 nos ha obligado a adaptarnos y ensamblar  la reforma laboral que hoy vivimos, por lo que difícilmente quien no  ha conocido el Estatuto de los Trabajadores desde 1980 hasta el momento actual (extremo que aprovecho  para solicitar un texto refundido y claro), no podrá conocer nunca los vaivenes y los altibajos que  la Ley ha deparado en todo el conjunto, por lo que ello nos hace ser  unos verdaderos operadores jurídicos trascendentales, porque si nuestro asesoramiento es permanente y diario en la interpretación de cualquier norma, la discrepancia de ella, nos obliga a que ante los Tribunales de Justicia y especialmente, en la Jurisdicción del Orden Social, tengamos que  batallar diariamente  para que nuestro criterio y nuestro buen saber,  se haga muchas veces realidad a través de las miles de sentencias que recibimos en nuestros despachos. Esto ha llevado a cabo el que se nos conozca sobradamente por  nuestra figura procesal y esto ha hecho que en la Jurisdicción del Orden Social seamos los verdaderos especialistas  que conviven con la Justicia permanentemente. Es decir,  acudir al asesoramiento de un Graduado Social supone de antemano una garantía.

imposicion_medalla_san_raimundo_de_penafort-nuria_orellana_042_41a4b9         Es verdad que nuestra  profesión en el mundo actual es el  icono de los conocimientos  de las relaciones laborales y nuestra figura reconocida en la Ley Concursal también  nos hace conocer todas las materias mercantiles que unidas al Derecho Laboral se fraguan en  otra jurisdicción, lo que  nos lleva a concretar que tenemos un abanico de posibilidades que crece día a día y que nos hace ser imprescindibles para quienes se desenvuelven en la sociedad civil del siglo XXI.

          Afortunadamente, el nuevo Grado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos, ha dejado la posibilidad para que podamos opositar  y trabajar en la Administración, siendo importante recordar que ya,   gracias a nuestro nuevo título,  existen muchos Inspectores de Trabajo y Subinspectores que forman parte y han estudiado junto a nosotros en las distintas Facultades, es decir, un nuevo campo con nuevas perspectivas, lo que junto con una especialización del papel de auditor socio-laboral formamos un conjunto de posibilidades  que desde cualquier punto de vista nuestra profesión es  imprescindible. Yo diría, que de no existir habría que crearla. Y esto no es  una expresión más; los distintos cuerpos de Magistrados de lo Social, Inspectores de Trabajo, Inspectores de Hacienda y Juristas reconocen nuestra figura como a mí me gusta llamarla, que  es el “médico de cabecera” de las pymes y micropymes que es realmente donde se crea hoy empleo en este país, sin olvidar el papel que desempeñamos ante los Trabadores Autónomos, los cuales no suelen dar un paso sin nuestro asesoramiento diario y permanente.

         En definitiva, la profesión tiene un punto de vista concreto, trabajar en el mundo jurídico-laboral, los recursos humanos, tan necesarios en las medianas y grandes empresas y defender ante los Tribunales las distintas formas contractuales y de Seguridad Social que se vive en un país moderno como España, inmerso también en sus normas  por imperativo de la Unión Europea.

         Para terminar, nuestra era gira bajo el signo de lo social, donde las convulsiones sociales todas están a su alrededor y entre los deberes del ciudadano existe  una moneda de cambio importante que es la Justicia Social, situación que nos lleva a que,  como bien se ha dicho recientemente en el Parlamento Nacional por nuestro Consejo General, desde  la formación en los colegios de los alumnos, deben estar inmersos éstos en lo que posteriormente cuando se integren en el mundo del trabajo, su vida y la de sus familiares estarán avocados a conocer todo un macromundo socio-laboral que es en definitiva el que nos hace vivir en el Estado del Bienestar.

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