MEDIA DOCENA DE AÑOS DE LA REFORMA LABORAL

   untitled      En estos seis años que han transcurrido, desde el 2012,   hemos oído voces y opiniones de toda índole sobre  los cambios que aquellos “brotes verdes” de mentira  auguraron  un provenir laboral excelente, pero los que verdaderamente han sufrido y conocido este cambiante mercado hemos sido los profesionales del derecho laboral,  junto  con quienes han padecido de verdad la crisis, que no son ni más ni menos que  los empleadores y los trabajadores en su conjunto, ya sean por cuenta ajena o autónomos. Con la reforma laboral  del 2012, es cierto que el actual Gobierno ha aplicado una cirugía de urgencia para que el “enfermo”  no muriese sin pasar por la UCI, pero esas medidas  no se han “cocinado” en estos últimos seis años, porque  los que conocemos este mercado  y lo administramos con nuestro asesoramiento permanente sabemos que ya en agosto de 2011 el entonces Ministro de Trabajo Valeriano Gómez, reguló un nuevo derecho laboral en base  a una “barra libre” para contratos formativos y ahorrar cotizaciones  y que la propia Seguridad Social empezaba a sangrar por no percibir cuotas de más de 100.000 trabajadores que empezaban a evaporarse, pues aquél Gobierno se percató de que el mercado de trabajo moría lentamente  y suspendió la regla que impedía encadenar contratos temporales más allá de dos años o  la limitación de la jornada y salarios  cuando el tiempo de trabajo se desarrollaba por los aprendices y no superaba el 75% de la jornada laboral habitual, sin olvidar aquellas pantomimas  del “cheque bebé” o aquella expresión del propio Ministro que dijo “es preferible un contrato temporal a un parado”, cuando precisamente reconocía que el 92% de los contratos estaban en precario y que había que introducir medidas para que la “recesión” no entrase a saco y abarató el despido   como medida cautelar para determinados contratos.

         Aquél Gobierno de entonces del 2011 y en el Consejo de Ministros del 10 de Junio de 2011 aprobó un Real Decreto Ley de Reforma de la negociación colectiva, el cual acababa con la prórroga indefinida de los convenios, lo que se llamaba la ultraactividad y  si tenemos memoria recordaremos que también hizo flexible el despido en las regulaciones de empleo, pues temía  que las pérdidas que se preveían se convirtiesen en estructurales  y  guiñando a los empresarios recortó  de 12 a 8 meses el periodo máximo de negociación de un convenio con una duración de 2 años, reformó la lucha contra el absentismo laboral, utilizando a las Mutuas para ello y llevó a cabo cambios para que los empleadores,  demostrando sus problemas económicos,  desobedecieran al sector en los convenios colectivos, sin olvidar el abandono que tuvo para con los trabajadores autónomos, donde tras momentos convulsos supo subvencionar  sin criterios,  a través del presupuesto del Ministerio de Trabajo,  a determinadas asociaciones  que con dudosa “amistad” subieron notablemente sus ingresos y todo ello para fondos de formación para autónomos. Es decir, una   pre-reforma laboral a la que existe hoy y que el propio Ministro de entonces anticipó la frase lapidaria de “nosotros mantendremos por encima de todo el compromiso de derogarla en cuanto mejore la situación del empleo”, frase que desde la tribuna del Congreso pudimos oír y que por tanto,  al final de la Legislatura de Rodriguez Zapatero,  España laboralmente era un caos y su promesa quedó en “agua de borrajas”, porque el mercado agonizaba lentamente.

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         En estos seis años el empleo ha crecido y ha crecido notablemente  aun cuando las medidas han sido en muchos casos duras, pero si no se hubiesen tomado,   posiblemente hoy hasta las pensiones  estarían  en una debilidad manifiesta,  pues aun cuando han subido para algunos  un 0,25%, también otros,  que por supuesto han cotizado  las conservan topadas y revisables y no han sufrido ni un mes la pérdida de estas. Es fácil criticar hoy lo malo de la reforma, pero  a un enfermo hay que aplicarle las medidas más tajantes para cortar  sus dolencias y precisamente las dolencias del mercado laboral y de la Seguridad Social  de estos últimos seis años han sido claramente turbulentas, pero  han tenido un resultado  que ahora había que recordarle a algún Ministro la frase de “más vale un contrato aunque sea en precario que un desempleado”, pues donde no hay no se puede sacar.

th28M4P0O1         Estoy convencido de que tiene que existir una negociación colectiva importante, pues no olvidemos que quien crea el empleo son los empresarios y si a estos no se le entregan armas para esa creación y no se les atosiga con una normativa donde la burocracia  tanto autonómica como estatal  los aplasta, no se puede ir  más allá de lo que se tiene. Hoy, con las medidas  y reformas de ambos gobiernos (porque todo no es de los últimos seis años) hay que liberar de costes principalmente a las pymes que son las que crean el verdadero empleo permanente y tienen las Comunidades Autónomas que volcarse para tener una meta fija, la creación del empleo (por supuesto no en precario) y la igualdad de salarios entre hombres y mujeres, pero  con una hoja de ruta donde la máquina burocrática no sea la que confunda  y exista el temor de esta creación, tanto de emprendedores como de trabajadores, pues cuando  se habla de trabajadores con contratos en precario, ¿se habla de cuantos autónomos trabajan 12 horas al día como mínimo?. Pues sí, de todo hay. Y para que esos autónomos puedan mantener una familia, pagar los impuestos que no son pocos y emprender su actividad para que sea competitiva,  hace falta que  codo a codo  unos y otros nos pongamos en la ruta ascendente del trabajo, pero los que conocemos todo lo ocurrido en esta media docena de años comprobamos que hasta las interpretaciones de la Justicia en esta reforma, no nos satisfacen  en su totalidad, pero hemos sabido encajar que si ello no se ejecuta de la forma en que se ha llevado a cabo, hoy el desempleo estaría en desenfreno  y las empresas cerradas a cal y canto y la siguiente pregunta sería ¿cómo se arregla esto?,. Creo  que con razones de uno y razones de otros se ha hecho lo que se debía  hacer y ahora con  el video de estos seis años y de los anteriores emprendamos nuevos caminos, formemos a trabajadores, protejamos a los emprendedores y, en resumen, cuidemos a las empresas  y, en especial, a las pymes y micropymes para que el despegue laboral  sea tan importante que tomemos de nuevo  la correspondiente altura para navegar sin obstáculos.

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