El blog de José Blas Fernández

Un laboralista del siglo XXI

EN RECUERDO DE CUANDO ESPAÑA SE PARÓ HACE CINCO AÑOS

         El 14 de marzo de 2020 los españoles sufrimos el Decreto del Estado de Alarma  que el Presidente Pedro Sánchez declaró en todo el territorio nacional y desde aquél momento nos encerraron a cal y canto porque el COVID-19 estaba descargando entre nosotros  todo su maleficio y  la confusión  de la que no saldríamos durante años  y en la que aún existen tristes secuelas,  porque ni fuimos bien dirigidos sanitariamente  ni tuvimos  los conocimientos específicos y claros de lo que se nos venía encima. La emergencia sanitaria generada por el coronavirus  y tras el Decreto del Estado de Alarma, el cual nos llegó de un día para  otro, nos hace hoy desde el recuerdo verificar con mayor acierto todo lo ocurrido, pues  el Parlamento se cerró también y estuvimos en manos de un Ministro de Sanidad  y de los Consejeros del ramo que en cada CCAA nos decían cómo estaba la estadística  de mortalidad   y  cómo  teníamos suspendidos todos los derechos, incluido  el de  no poder ver a nuestros seres queridos,  a nuestros muertos  y ni saber dónde se encontraban.

         España experimentó un paro de tal envergadura que  luego todas las normas que habían dado al respecto el Gobierno fueron declaradas inconstitucionales, pues  día a día se iba viendo los tristes resultados de aquél cierre a cal y canto del país y cómo  nos basábamos en muchas de las medidas  de  aquél engaño  que los chinos nos hicieron, pues la paralización del país  dio el triste resultado del Tribunal Constitucional  que no se había usado el instrumento adecuado  para restringir de forma tan drástica los derechos de los ciudadanos. Es decir, un fracaso absoluto para un Gobierno escondido en el que    día a día se marcaba un real decreto-ley para anularlo al día siguiente  y  al estar el Parlamento cerrado, las Comisiones Permanentes de ambas Cámaras decidían  escuchar  “la voz de su amo”  para  trasladarla al pueblo español. Fue curioso porque hasta se estrenó el 25 de  marzo  del 2020 el voto telemático, porque los propios parlamentarios  tenían tal miedo a la situación que aquellas medidas  más exigentes que se planteaban se hacían de manera telemática  y como siempre ERC, JxCat, EHBildu, BNG  y la CUP se abstenían  para hacer como hoy,  escurrir el bulto, pero crear miedo y pidiendo  inclusive la paralización de todas las actividades del país, es decir, una quiebra de todo como siempre han hecho.

          Han sido recuerdos  inolvidables. La universidad se paralizó de tal manera que  durante dos años los exámenes y clases eran telemáticos y no asistía nadie a clase, para luego aprobar esos cursos y tener el fruto de hoy donde  muchos de aquellos egresados  son incapaces de ejercer una profesión,  porque o bien copiaron o bien  solo salieron adelante con el mínimo esfuerzo. Algo igual ocurrió en los colegios e institutos, lo cual hoy lo estamos pagando a un precio muy alto.

         Tenemos que tener presente que el Gobierno estuvo cómodo porque el Parlamento no funcionaba, lo hacía sólo a base de decretos y miedo y mientras ni las estadísticas funcionaban y ni siquiera se sabía que las mascarillas podían ser un parapeto para frenar el coronavirus. Es decir,   hoy, a los cinco años de aquél desastre sanitario  y político y dónde  un médico epidemiológico llamado Fernando Simón Soria  le encomendaron  la coordinación de alertas y, en especial,  por mandato del Ministro de Sanidad, se dedicó a  asustarnos en cada momento, del cual hoy poco se sabe y tan sólo tenemos el mal recuerdo de un detractor de malas noticias y que sin fundamento  sanitario  intoxicó a toda España.

         Estos cinco años han servido para que no haya control presupuestario, para que Europa  nos diera centenares  de millones de euros que aún no se han devuelto y para que un montón de corruptos se aprovecharan de la pandemia y se hicieran ricos y lo que es peor, el mercado de trabajo se llenó de ERTES,  el funcionamiento del mercado económico se paralizó  y las empresas perdieron  no solamente los talentos de sus trabajadores, sino que cerraron ruinosamente porque el mercado no era ágil ni funcionaba y lo que es  el peor recuerdo a tener en cuenta son las miles de personas que fallecieron tanto en residencias como en hospitales,  porque  ni existían medios para salir de la pandemia, ni las vacunas estuvieron preparadas como debió ocurrir en un país desarrollado  y con futuro. Hubo profesionales que perdieron la vida en este tránsito como hubo funcionarios de administraciones que dieron la cara y otros miles se escondieron sin aparecer por el trabajo, creándose la cita previa  la cual descaradamente todavía hoy existe  hasta en los  bancos y cajas de ahorros. Es decir,  un desastre en el recuerdo donde por mi profesión tengo que alzar la voz y decir que el colectivo  y los colegios de Graduados Sociales de España trabajaron a puerta cerrada tramitando jurídicamente  y dejándose la piel tantos millones de ERTES  como se hicieron y que gracias a ellos el mercado de trabajo que estaba parado y anestesiado pudo percibir prestaciones por desempleo, mientras que también esos compañeros  y colaboradores de éstos  dejaron sus vidas en solitario en sus despachos y algunos también perdieron la vida. En consecuencia esta profesión que este año cumple cien años fue declarada esencial y reconocida por la sociedad civil española,  porque de no existir estos profesionales del Derecho no solamente se hubiesen parado las empresas, sino que los trabajadores de las mismas  y sus familiares, incluidos los autónomos, no hubiesen tenido  ni para comer.           

Para terminar, una pésima gestión, una mala organización y un recuerdo para todos los que perdieron la vida, pero seria bueno que para un caso similar que pudiese venir,  se preparase a la población  y a los políticos que gobiernan,  para que otras pandemias,  si ocurriesen  sean conducidas con mayor rigor, con más preparación  y no  parar todo un país para darnos cinco años de retraso.