El blog de José Blas Fernández

Un laboralista del siglo XXI

UNIVERSIDAD PÚBLICA O PRIVADA

         Recientemente   el Gobierno de España,  en lugar de crear seguridad como algo primordial para la educación, anuncia  por boca de la Vicepresidenta del Gobierno, Mª Jesús Montero, con una crítica brutal a las universidades privadas, que éstas  son “la principal amenaza que tiene la clase trabajadora” y añadió “no podemos permitir que alguien se compre el título”. Esto ha empezado a correr como la pólvora,  pues manifestaciones tan carentes de rigor, con el fin de dividir  lo público de lo privado,  crea enfrentamientos  y hace que las personas más vulnerables tengan dudas  sobre el sistema universitario. No podemos dividir con demagogia e intencionadamente  lo público de lo privado, o del rico y del pobre, cuando todos sabemos que hay miles de personas que son auténticos “cerebros”  en la vida diaria y ocupando puestos de alta responsabilidad, precisamente  hijos de trabajadores y de personas que para ellos no pudieron o no quisieron tener una oportunidad de estudiar  y sus hijos son hoy talentos  para conservar.

         Ahora, las universidades públicas apoyan endurecer los requisitos para crear centros privados, pues consideran que  mermarían  la calidad del sistema y se eliminaría la igualdad de oportunidades, algo que no comparto y que tanto la pública como la privada tienen reconocimientos sobrados de su calidad y de su docencia.

         La Sra. Montero debería antes de enfrentar a estas universidades buscar fórmulas para que los miles de “asesores” que tienen hoy los partidos políticos en Ayuntamientos, Diputaciones, CCAA y Gobierno fuesen verdaderos profesionales del asesoramiento y no enchufados por la cara y ocupando puestos con sueldos altos a costa de nuestros impuestos, pero, claro, ella ahí mira para otro lado y esto que todos conocemos  y que están llenos de estómagos agradecidos no se les menciona para no levantar la liebre y de camino  decirle cuántas “señoritas” y personas afines han colocado sus compañeros ministros en empresas públicas.

         Por tanto, el sistema educativo en las universidades tiene como en todo ventajas y desventajas. Las universidades privadas se destacan por su especialización y su enfoque en el desarrollo académico y profesional, algo muy importante para luego ejercer una profesión, pues estas establecen convenios o intercambios estudiantiles a nivel nacional e internacional que no tienen más que el beneplácito de los estudiantes. Por otro lado, las universidades públicas suelen ser más accesibles en cuanto a la matricula y ofrecen una amplitud variada de programas académicos, pues si en unas hay becas, también en las privadas existen mejoras para personas vulnerables y no olvidemos que la universidad privada tiene mejores infraestructuras que la pública, pues su desarrollo va equiparado con la tecnología del momento, por lo que su sistema de becas propio está también diseñado para llevar a cabo una accesible educación para los estudiantes.

         La Sra. Montero, al defender la universidad pública por la merma que estas están teniendo, olvida que durante la pandemia han existido dos años que para la mayoría de los que cursaban estudios han sido “vacacionales”, pues en lugar de haberse cerrado la universidad y esperar el paso del covid-19,  se han utilizado  los sistemas telemáticos donde casi  todos  han aprobado  y a su vez  han copiado,  porque el control presencial no ha existido y hay hoy  una situación  hueca  en muchos egresados porque durante los dos años de la pandemia no hicieron ni la “o con un canuto”.

         Quiero recordar  que la universidad pública posee una educación accesible, pero no olvidemos que están financiadas en gran parte por el Estado, lo que conlleva que las matriculas son en muchos casos limitadas, lo que hace ser un reto de ingreso para los aspirantes y tampoco olvidemos que las becas son en muchos casos bajas o simbólicas y no por obtener un título en la universidad pública se tiene patente de corso para el ejercicio de ninguna profesión o para tantas oposiciones como hoy existen, aunque sí comparto que las universidades publicas se caracterizan por fomentar el pensamiento público, la libertad de expresión y las diferentes ideologías de los alumnos, sin que ello suponga que en la pública se olviden de los compromisos y de los valores compartidos, pero lógicamente  están bajo la “disciplina” de quienes regentan  dicha universidad.

         Ya está bien de  hacer populismo y enfrentar a la sociedad civil sobre esta y otras muchas situaciones, pues a algunos habría que preguntarles cómo obtuvieron su máster o su doctorado, porque  posiblemente nos llevaríamos una sorpresa de cómo en lo privado han proliferado más que en lo público para ser convalidados, posteriormente,   en la universidad pública.

         Para terminar quiero defender los dos tipos de universidades,  porque en ellas  con sus virtudes  y sus defectos  cursan miles de estudiantes que al terminar sus ciclos son auténticos profesionales de la materia o especialidad que eligieron.