El blog de José Blas Fernández

Un laboralista del siglo XXI

LA REFORMA LABORAL ENMUDECE

En estos momentos, Bruselas está esperando que el Gobierno español le aporte entre otros muchos compromisos la reforma laboral que el Gobierno de coalición PSOE-UNIDAS PODEMOS tiene que elevar para justificar de alguna forma, cómo tras la pandemia España va a resurgir de su hundida economía. En esta reforma y al día de hoy, solamente sabemos que, al parecer, se reducen los contratos de trabajo a tres tipos, la regulación de los ERTES estructurales, la negociación colectiva y para de contar, porque ni sabemos cómo ni cuándo esto se va a llevar a cabo, pues la situación actual no da para más y menos con las reformas que se avecinan que, en definitiva, todas consistirán en meternos las manos en los bolsillos para pagar impuestos e implantar hasta peajes en las autopistas y autovías, algo insólito, pero esto es más de lo mismo de lo que en su día llevó a cabo el Gobierno de Zapatero.

De estos mecanismos que se hablan como la reducción de la temporalidad y con esos contratos a tres bandas, cuales son, los indefinidos, temporales y de formación, donde su único objetivo es evitar el abuso de la temporalidad y lanzar a la calle a la Inspección de Trabajo para llevar a cabo visitas que con el achaque de estos excesos en la contratación, ya sea aislada o concatenada, las actas de liquidación caerán con un efecto de millones de euros. Es decir, una reforma que de llevarse a cabo, conlleva sacarle dinero a las empresas a través de las actas de infracción y liquidación de cuotas para recuperar en parte todo lo gastado e improvisado durante este año pasado en los ERTEs, pero nunca para resolver los verdaderos problemas del mercado laboral, que es donde debemos centrarnos, pues si no existen inversiones y no hay una apertura de contratación con bonificaciones nada de esto valdrá, porque seguirán sin llevarse a cabo contratos de formación y se estancarán sin empleo, tanto los jóvenes como las mujeres.

Otra tímida pero ya anunciada reforma por imperativo de ley, será la igualdad de salarios como el caso de las subcontratas y la empresa principal, al igual que las ETT, lo que dará una mayor recaudación de IRPF y una mayor cuantía de cotizaciones, pero sin embargo la otra reforma que hay que llevar a cabo sobre la Seguridad Social en cuanto a las pensiones ni se sabe ni se le espera, pues cada vez que el Ministro habla sobre ello son como globos sondas que quedan en el aire y se pierden entre las nubes, porque si queremos tener jóvenes para cotizaciones futuras, a estos no se les puede aplicar un sistema que les sobrecargue y a los autónomos, si se les quiere para cotizar por lo que realmente facturen el coste de esas prestaciones se dispararán y es desnudar a un santo para vestir a otro y con un efecto multiplicador de altísimo coste.

La situación fiscal no puede estar a impulsos como por ejemplo la desaparición de la tributación conjunta, revisión del IVA, subida del impuesto del diésel, subida del impuesto de matriculación, impuesto de envases de plásticos, etc., porque eso hace de los consumidores e inversores una huida hacia adelante que paraliza las inversiones y el consumo, por lo que estamos ante una ola de inseguridades que ni sabemos a dónde vamos ni de dónde venimos. Y si a esto le sumamos que al día de hoy los ERTEs solamente se podrán prorrogar hasta septiembre, cuando los Agentes Sociales están pidiendo hasta el 31 de diciembre, ya me dirán qué perspectivas tenemos y cómo este país puede salir de este atolladero donde como los barcos a la deriva, Europa no consentirá más que claridad y decisiones sólidas para poder transferirnos esos 27.000 millones de la UE en este año y donde se diseñe claramente reformas concretas, una modernización de la economía, para que con su impulso salgamos de la crisis y así canalizar los 140.000 millones de fondos europeos para reconstruir los efectos del coronavirus. Todo lo que no sea eso, nos hará ser el farolillo rojo de los países europeos y, más aún, cuando existen millones de prestaciones sociales que hay que afrontar, pues tras el covid, la desaceleración de la economía, como no esté con perspectivas de futuro a medio plazo, no podremos pagar los fondos europeos (porque éstos son prestados) y encima los dejaremos para varias generaciones como deuda, lo que pone de manifiesto que ni existen reformas, ni existen proyectos y sólo nos metemos de lleno en una economía depauperada y al estilo de países pobres con una capa de barniz.