En estos días del verano de 2009 estamos presenciando centenares de incendios en toda nuestra geografía española que están dejando arrasados a miles de montes y tierras que tardaran muchos años en ver crecer lo hoy perdido, pero lo peor es que también estos fuegos, unas veces intencionados y otros por falta de previsión, están arrasando vidas humanas de bomberos que en esa lucha constante por impedir que todo se pierda dejan sus vidas en el camino.
Sin embargo hay otros “fuegos” muchos de ellos evitables y que están dejando a nuestra querida España totalmente arrasada y sin ningún brote verde, y me refiero a esta profunda crisis que si bien es mundial, no cabe duda de que el actual gobierno de España, siendo torpe en no preverla está siendo cómplice también de las miles de empresas que están cayendo todos los días y de cómo el paro sube de manera dislocada. Precisamente en estos días hemos visto cómo el desempleo ya está en el 18% y cómo más de 25.OOO pymes están al borde del cierre en este verano, lo que conlleva que ni puedan pagar nóminas de miles de trabajadores y que sean las grandes olvidadas de este gobierno socialista, preocupado más por las fusiones bancarias o de Cajas de ahorros e inyectando millones de euros a diestro y siniestro hipotecando a nuestra economía por tantos años que serán nuestros nietos los que no sepan si sus abuelos vivieron con Alicia en el país de las maravillas mientras gobernó ZP o es que nacieron en una España pobre y sin pilares de sostenibilidad.
Estamos acudiendo a parámetros de asombro -aunque avisados por expertos-, y vemos como el gasto de las pensiones se ha disparado un 6,6% en un año, y eso es muy grave. El número de pensionistas españoles se ha incrementado en 983.492 personas entre julio del 2008 y julio del 2009, por lo que los jubilados aumentan de manera desproporcinada, ya que ocho de cada diez pensionistas lo son por jubilación, lo que pone de manifiesto que el envejecimiento demográfico y el efecto de la longevidad amenazan el equilibrio del sistema de protección en nuestro país. Es muy peligroso lo que está ocurriendo, pues el número de personas jubiladas supera los 5 millones frente a los 23 millones de trabajadores, cayendo vertiginosamente la afiliación a la Seguridad Social y por tanto los ingresos por estos conceptos, lo que pone de relieve, como Bruselas nos está advirtiendo, de la mala salud de la Seguridad Social española, por lo que habrá que buscar soluciones y no demagogia para paliar lo que se nos avecina, ya que aunque el Director del Banco de España lo viene diciendo, los voceros de ZP no quieren más que ocultar la realidad en la que estamos inmersos.
Pero esto no acaba aquí, estamos viviendo una falta de diálogo social entre patronal y sindicatos en la que nadie quiere ceder y todo ello unido a una falta de valentía por parte de los legisladores que no ha tenido precedentes en los últimos veinte años de la democracia. Esto no va bien, el paro no deja de crecer, los salarios sólo tienen valor de poder adquisitivo para los funcionarios cuando el empleo público, precisamente, no genera empleo, pues es pagado con los impuestos de todos los españoles. En resumen, nos espera un escenario de recuperación sin empleo y el Estado adeudaba en mayo 5O.OOO millones de euros, es decir 68 veces más que hace un año, lo que deja a la economía española con la soga al cuello y sin contar cómo la depresión económica está teniendo raíces en el turismo imprevisibles, una de nuestras principales fuentes de ingresos, lo que hace y hará tras el verano que el déficit se introduzca en una espiral de la que nunca se vea salida.
Los sindicatos pudieron haber hecho una huelga general en su momento para que al menos alguien parara esta loca locomotora que va cuesta abajo y sin frenos, pero interesó más su “status” de estómagos agradecidos que el interés general, por eso hoy vemos cómo el 84,2% de la población trabajadora no está afiliada a ningún sindicato y, mientras, el Gobierno le ha subido a la UGT, entre otras, un 50% las subvenciones, por lo que ya no existen ni sindicatos verticales de la época franquista ni los horizontales, es decir, sólo existen los transversales porque aquí cabe todo.
ZP, tras un año de diálogo social frustrado, sólo ha conseguido 1,7 millones de parados más, pues todo aquí se ha roto. Ni empresarios ni sindicatos se han puesto de acuerdo y a quien le toca mover ficha ahora es al Gobierno, y que no achaque más que unos quieren el despido libre para contentar a los otros que están muy cómodos y se arrepentirán muy pronto de no haber convocado una huelga general. La recesión económica se está debatiendo en miles de Juzgados que están recibiendo un aumento patético en el termómetro de la crisis, los concursos de acreedores se han triplicado, el Fondo de Garantía Salarial se ha desbordado en sus pagos, los Juzgados de lo Social sólo se dedican a llevar a cabo ejecuciones por impago de las empresas y, precisamente, las pymes, que crean más del 85% de los puestos de trabajo, se las orilla y tantas promesas para esos autónomos con derecho a desempleo han quedado en nada. Es más, aquí todo ha subido, pero para peor. No se habla de productividad, sólo de la frase del ex ministro Solbes: “que cada palo aguante su vela”. Es curioso cómo hasta los divorcios han bajado, pero precisamente porque en las separaciones nadie se puede quedar con el pago de la hipoteca y, en muchos casos, con los cónyuges en el desempleo no tienen ni para el sustento del mantenimiento de los hijos.
Estamos ante un triste horizonte y de perspectivas poco gratas. El Sr. Zapatero no sabe a dónde mirar ni a dónde acudir. Está sumamente nervioso de ver que España se le ha ido de las manos y que su gobierno no tiene credibilidad alguna, pues teme a unas elecciones anticipadas y más si en enero tiene que presidir la UE. Por lo que el desánimo se ha apoderado de todos, la juventud no encuentra su espacio y sólo queda una sociedad vacía de valores que no encuentra su sitio, mientras Zapatero se pone a tocar el arpa mirando de reojo cómo España arde por los cuatro costados.