El blog de José Blas Fernández

Un laboralista del siglo XXI

Esto va de mal en peor

No cabe duda de que la situación en España está tomando derroteros que hacen dos años eran impensables. Desde aquella frase de Caldera de “papeles para todos” y donde prometió inclusive en marzo de 2006 pagas de 800 euros para los inmigrantes emprendedores, hoy comprobamos cómo el Ministro Rubalcaba da ordenes de expulsión a todos aquellos extranjeros que indocumentados circulen por la calle. Ha empezado por lanzar a Magrebies, ya que la vuelta en barco a Marruecos es más barata, pero en algunas Comisarías ya empieza a detectarse el agobio de la inmigración para poder vivir todos en España.

Los inmigrantes han ayudado a levantar desde 1995 a este país, principalmente, por los efectos del envejecimiento de la población, pero hoy y con la que está cayendo, todas las promesas electorales se han ido al “garete”. Los autónomos que crean empleo ya están con la soga al cuello, el desempleo no se sabe si se va a poder cobrar de aquí a cuatro meses, al menos para los que terminan su andadura en este episodio. La economía está castigada y hecha polvo. Los Bancos se han cerrado en banda y no dan un solo préstamo. La gente no puede pagar las hipotecas y pronto los inmuebles hipotecados pasaran a otras manos. Es decir, tal galimatia y preocupación que nadie está estabilizado y esto se parece mucho a la serie de televisión “aquí no hay quien viva”.

Todo ciudadano se encuentra apático, desilusionado y maltrecho. Es más, están subiendo las consultas de psiquiatras y psicólogos debido a las depresiones de quienes no pueden afrontar su propia vida y esto lo pagaremos muy caro, pues no se le ve al horizonte atisbo de solución y, por supuesto, ni a corto ni a medio plazo se vislumbra ninguna mejora que nos haga pensar en una mejor calidad de vida.

Ayer, por la noche vi algo insólito en mi ciudad, Comprobé con mis ojos cómo tres personas de unos 35 años aproximadamente sacaban de un contenedor de basura frente a un hipermercado alimentos caducados para llevárselos a la boca. Esto es muy fuerte y aquí creo que cuanto tenemos encima no se parará, por lo que sigo sin entender a sindicatos, asociaciones, vecinos y ciudadanos en general que no se mueven para que, al menos, esto tome otro rumbo, pues en tiempos del gobierno de Aznar, por menos quemaban el puente Carranza y teníamos una media de corte diario de la avenida principal de la ciudad. Pero claro, los sindicatos tienen el estómago lleno y hasta que no pasen la “siesta” no podrán empezar a moverse un poco. ¡Vivir para ver!.