El blog de José Blas Fernández

Un laboralista del siglo XXI

El eco de mis cuarenta años como graduado social

Cuando los años se cumplen para algunos es ser añejo en todo aquello que la vida le ha marcado, sin embargo para otros, como es mi caso, parece que fue ayer cuando terminé en aquella Escuela Social de Granada la carrera de Graduado Social que precisamente era poco conocida como tal profesión libre.
Por ello, a los 40 años de vida profesional he tenido luces y sombras, pero afortunadamente muchas satisfacciones que me han hecho hoy recordar a personas que ya no están junto a mí, o por el contrario, que han hecho de mí ser lo que soy, con mis pros y con mis contras.

Diario de Cádiz, el pasado día 17 de Marzo y gracias a la magnífica pluma de Melchor Mateo, ha trasladado a muchos lectores cuánto he sentido y quiénes me impulsaron a tener la profesión que hoy tengo. Es verdad que mi primer recuerdo es para quien me ayudó y me enseñó, como fue Nicolás Flores; aquél hombre que por razones políticas estuvo años privado de libertad y al salir por aquel indulto de la pena de muerte decidimos nuestra andadura con aquel despacho denominado “FLORES Y FERNÁNDEZ”. ¡Qué tiempos!. Sin embargo, no quiero olvidar a otros muchos amigos y compañeros que juntos supimos hacer noble una profesión y juntos hemos llegado al año 2009 donde cuarentones en la profesión ya somos parte de la historia del colectivo.

Quiero desde aquí dar las gracias a mi madre, que supo comprender mi traslado de no estudiar lo que a ella le hubiese gustado, pero sí me admitió lo que me gustaba a mí. Eso es de reconocer. O mi padre, que sin discutirme nunca nada entendió que si aquella profesión me gustaba, pues que la hiciese, pues su mejor herencia para mí era verme dotado de unos estudios. Lo demás lo han puesto quienes me crearon esta vocación y quienes durante muchos años me han ayudado a estar aquí. También quiero dar las gracias a Onda Cádiz por la magnífica entrevista que me hizo Fátima, ya que supo trasladar al televidente anécdotas y vivencias bajo mi expresión y bajo el calor que yo le puse a las preguntas que me hizo.

En resumidas cuentas, no quiero hablar de mí, pero sí quiero dejar constancia de todos aquellos y aquellas que me ayudaron, que me comprendieron y que han sabido aguantar mis defectos e incomprensiones. Por eso, para ellos brindo estos 40 años de profesión. Curiosamente, al simultanear la política con mi profesión, todo ha sido más difícil. El adversario político sabía que poniendo en duda mi compatibilidad me haría daño. Me han dicho de todo, han intentado atacarme no sólo en el terreno profesional, sino personal y humano. Ahí sí que puedo escribir una novela, pero sería triste, con nombres y apellidos de personas que caían sin darse cuenta en la villanía, pero así y todo sigo aquí, con las manos limpias, la conciencia tranquila y el deber cumplido y afortunadamente, mi único patrimonio es lo que mi profesión me ha dado, porque de la política ni nunca estuve liberado, ni me sirvió para vivir, Por eso, si tengo que dejarla lo haré tal y como vine. Eso sí con el recuerdo de haber hecho una gestión en beneficio de la colectividad y anteponiendo a cualquier otro interés el interés general.

He hecho de todo o casi de todo, pero mi gran emblema es el de mi profesión: la Justicia Social, por lo que tanto he luchado y por lo que seguiré haciéndolo. Por eso le digo a mi profesión gritando fuertemente: GRADUADO SOCIAL, GRACIAS.