El blog de José Blas Fernández

Un laboralista del siglo XXI

El nazareno, los graduados sociales, los notarios, los abogados y los procuradores

A la vuelta de mi viaje a Roma leí, correspondiente al Domingo de Ramos, una nota aparecida sobre la Semana Santa denominada “El Guardabrisas” y perteneciente al Diario de Cádiz. En esta nota, el autor relataba con asombro que los abogados, procuradores y notarios no irían en la procesión del Nazareno porque iban los graduados sociales. A dicha procesión acudí por invitación de su Hermano Mayor, al igual que lo hizo la Corporación Municipal con la Alcaldesa a la cabeza de la misma, así como otras Instituciones y el representante del Colegio de Notarios, pues éste tiene todavía clase y estilo y no se presta a ningún juego de ningún mediocre. Es decir, que pese a mi condición de primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento gaditano, lo hice como Presidente del Colegio de Graduados Sociales y sumamente orgulloso de ir en su nombre. Esta mamarrachada de algunos de no querer acudir a una procesión a la que se les invita porque van otros como es el caso del colectivo al que represento, no deja de ser no sólo ridículo, sino algo sin precedentes, pues aquí quien invita es una Cofradía, cuya Junta de Gobierno es soberana y, por supuesto, el no acudir dos Corporaciones como lo hicieron, dicen muy poco de quienes las representan, porque seguro estoy de que ambos colectivos no saben ni conocen lo que alguno de sus Decanos por envidia, odio o celos deciden a sus espaldas.

Soy, independientemente de lo que soy, cristiano y nunca entenderé cómo quienes acuden a una procesión en nuestra ciudad toman actitudes no sólo muy poco acorde con un desfile procesional, sino que se miran el ombligo y se creen campeones del mundo. Al Nazareno de Santa María le acompaña todo su barrio, Cádiz, sus representantes y se le acompaña porque es el Regidor Perpetuo de la ciudad y no le hace falta nadie para llevarle la Cruz y menos esos que miran por encima del hombro a otros, creyéndose más que el resto, por lo que desde mi blog y a título personal, les recuerdo que la humildad y los valores éticos que hay que tener en estos casos se pierden con actitudes como las vistas. Al final fueron los notarios, fueron los graduados sociales, fue la Corporación Municipal, fueron las Asociaciones de Vecinos, fueron otras Instituciones y a nadie más se les echó de menos. Esto se llama hacer el ridículo, con perdón.